Historia de Luis Aguilé y su novia habanera
Historia de Luis Aguilé y su novia
habanera (ex de Fidel Castro) que le inspiró
su consagratoria balada Cuando salí de Cuba.
Durantemi etapa como productor y anfitrión del programa A 45 revoluciones por minuto, que ocupaba gran parte de la tarde de los domingos en WIAC 102 FM, tuve oportunidad de entrevistar a muchos artistas internacionales que visitaban Puerto Rico para realizar presentaciones en diversos escenarios o, simplemente, a promocionar sus nuevas grabaciones.
Uno muy reconocido entonces era el argentino Luis Aguilé, quien proyectaba su carrera desde España. Entre sus tantos éxitos – Julia, Juanita Banana, Pequeñísima serenata, Ven a mi casa esta Navidad, etc. – resaltaba Cuando salí de Cuba, cuyo impacto fue tan fenomenal que, en pocos años, acumuló una inmensa cantidad de versiones discográficas convirtiéndose en uno de los himnos del Exilio cubano. Naturalmente, se imponía pedirle que nos narrara la historia de la que se convirtió en su composición consagratoria.
Luis Aguilé había surgido en el ambiente artístico a raíz de resultar triunfador en unn concurso televisivo de nuevos talentos llamado “Music Hall” en 1956, lo que le valió un contrato con la compañía Discos Odeón, que le editaría cinco álbumes titulados con su nombre al que se agregaba el número del volumen correspondiente. A raíz del lanzamiento del Volu
men 3 en 1958, inició su proceso de internacionalización y, tras presentarse en varios países sudamericanos, llegó a Cuba a principios de 1959. Exactamente durante los días del “triunfo” de la Revolución.
Su éxito en la Antilla Mayor fue tan clamoroso, que su estadía se prolongó durante casi todo el año. Emergió como el gran ídolo del momento, se presentaba en los más prestigiosos escenarios y ganaba carretadas de dinero. Incluso, consideró la posibilidad de radicar definitivamente en La Habana, donde comenzó a adquirir propiedades. Además, se enamoró de una muchacha con quien pensaba casarse. Aquella joven antes había estado invulucrada románticamente con Fidel Castro, máximo líder de la Revolución.
Pero resulta que, en noviembre de aqu
el año, desde España recibió una llamada de Luis «El Pollo» Arribas Castro, famosodisc-jockey en Radio Barcelona y poderoso agente de artistas– años más tarde sería el empresario que llevó a The Beatles y a Frank Sinatra a España –, quien lo invitó a participar, como una de las estrellas principales, en el FestivalPara la Juventud en el Palacio de los Deportes de la capital catalana, compartiendo cartel con sus representados José Guardiola, Gelu, el Dúo Dinámico, Los Mustangs y Los Sirex. Además le propuso hacerse cargo de impulsar su carrera.
A Luis Aguilé le entusiasmaron tanto sus ofrecimientos que decidió partir rumbo a España. Así que puso en venta sus propiedades y, al mes siguiente, se dispuso a retirar del banco los $16,000 dólares que mantenía en el Banco Nacional. Pero, al intentar realizar tal gestión, se topó con la nada agradable sorpresa de que el nuevo gobierno había impuesto la prohibición de retirar dinero –especialmente dólares – para llevarlo al extranjero. Sí pudo retirar sus ahorros, pero no se le permitiría sacarlos de Cuba.
Providencialmente, en el ascensor de un hotel que acostumbraba visitar se topó frente a frente con su compatriota advenido en uno de los pilares de la Revolución Cubana, Ernesto «Che» Guevara. Éste, precisamente, ocupaba el cargo de presidente del Banco Nacional de Cuba, además de presidir el Instituto Nacional de Reforma Agraria. No perdió tiempo en exponerle su problema y su urgencia de viajar a España. El «Che» locitó a su oficina.
Considerando que se trataba de un compatriota, de un ídolo popular y que, incluso hasta se contaba entre sus admiradores, se mostró magnánimo con él, pe
rmitiéndole salir de Cuba con $1,500. Así que, antes de emprender su viaje, se gastó poco más de $500 en festejos con amistades y, del resto de los $16,000, alegadamente entregó la mitad a su novia y repartió lo demás entre amigos muy allegados. Siempre recordaría que en la oficina del «Che» Guevara había un letrero que leía Se perdona meter la pata… pero no las manos. También, que en víspera de su partida, acompañado por un conjunto dirigido por el prestigioso Julio Gutiérrez, registró la primera grabación del que sería clásico tema La pachanga, original de Eduardo Davidson.
Aunque la idea de su balada Cuando salí de Cuba latía en su mente desde hacía largo tiempo, por alguna razón Luis Aguilé no se motivaba a darle forma y terminarla de una vez. Por fin, esto acontecería durante una reunión de amigos en el hogar de uno de ellos en Madrid una noche de enero de 1967. La tarea apenas le tomó 18 minutos. Pronto la grabó y su éxito fue inmediato y contundente. Aquel mismo año numerosos artistas también grabaron el tema, siendo las versiones más difundidas las aportadas por el grupo norteamericano The Sandpipers y Los Tres Sudamericanos, de Paraguay.
Como era de esperarse, durante años, numeroso
s periodistas acosarían a Luis Aguilé para que revelara la identidad de la novia inspiradora de Cuando salí de Cuba, a lo cual él siempre se resistiría. Incluso, quien sería su esposa, Ana Rodríguez Ruiz, le hizo prometerle que jamás mencionaría públicamente su nombre. En 1994, el escritor español Manuel Román incluyó esta historia en su libro Canciones de nuestra viday en un escrito periodístico que trascendió a Miami. En ambos casos, no mencionó el nombre de aquella muchacha cubana, que hacía años radicaba en la llamada Capital del Sol.
Se recuerda que entre medios informativos y activistas anticastristas de la ciudad generó sorpresa e indignación que la canción considerada Himno del Exilio Cubano hubiera sido inspirada en una ex novia del tirano Fidel.
Sin embargo, en el interín, Mickey López Ortiz, mi compañero en la dirección de la revista Artistas, lo entrevistó las veces que visitó Puerto Rico durante el período 197
9-1982. Y siempre volvía a preguntarle sobre su añorada novia habanera. Finalmente, quizás considerando que, por la distancia, su revelación no trascendería a España o, quién sabe, para salir del paso, dejó escapar un nombre: Ángela Tatiana Fernández. q
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